Destino verde 2035: la Estrategia de Turismo Sostenible en Chile

Chile ha sido durante años uno de los destinos turísticos más atractivos de América Latina. Su geografía diversa —que abarca desde el desierto de Atacama hasta los fiordos australes— le otorga un potencial único para el desarrollo del turismo. Sin embargo, ante el cambio climático, la presión sobre los ecosistemas y la necesidad de una mayor equidad territorial, se ha vuelto imperativo transformar el modelo turístico tradicional. En este contexto, nace “Destino Verde 2035: Estrategia Nacional de Turismo Sostenible”, una hoja de ruta que busca convertir a Chile en un referente mundial del turismo responsable, justo y resiliente.
Un punto de inflexión para el turismo chileno
El turismo en Chile ha mostrado cifras positivas en términos de crecimiento económico, pero también ha traído consigo desafíos en materia de sostenibilidad. La concentración de visitantes en ciertos destinos, la huella de carbono del sector, la gestión de residuos y la falta de inclusión de comunidades locales son solo algunas de las alertas que motivaron al Estado a repensar su enfoque.
La pandemia aceleró esta necesidad. La suspensión masiva de actividades turísticas evidenció tanto la fragilidad del modelo como su potencial de transformación. Fue entonces cuando actores públicos, privados, académicos y sociales comenzaron a articular una visión compartida para avanzar hacia un modelo de turismo más sustentable y justo.
¿Qué es “Destino Verde 2035”?
Se trata de una estrategia nacional de largo plazo impulsada por la Subsecretaría de Turismo y Sernatur, con el objetivo de que Chile se posicione como un destino turístico reconocido mundialmente por su compromiso con la sostenibilidad en todas sus dimensiones: ambiental, económica, social y cultural.
El plan contempla tres grandes líneas de acción:
- Descarbonización y adaptación al cambio climático.
- Turismo como motor de desarrollo territorial equitativo.
- Gestión responsable y resiliente del destino Chile.
Cada una de estas líneas se despliega en programas y acciones concretas que abarcan desde la capacitación de prestadores turísticos hasta la implementación de infraestructura verde, pasando por modelos de gobernanza participativa.
Los pilares de la transformación
1. Transición ecológica del turismo
Uno de los aspectos centrales de Destino Verde 2035 es su enfoque en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en el sector turístico. Para ello, se promoverá la electromovilidad en transporte turístico, la eficiencia energética en alojamientos, el uso de energías renovables y la medición de la huella de carbono en toda la cadena de valor.
Además, se incentivará la certificación ambiental de servicios turísticos y se avanzará en la creación de indicadores de sostenibilidad locales, que permitirán monitorear el impacto real de las actividades turísticas en los territorios.
2. Turismo como motor de desarrollo local
Un desafío histórico en Chile ha sido la concentración del turismo en pocas zonas, como San Pedro de Atacama, Torres del Paine o Valparaíso. La estrategia busca revertir esa situación potenciando destinos emergentes y descentralizando las inversiones.
El fortalecimiento de las economías locales es un eje clave. La estrategia contempla acciones para fomentar el turismo rural, el etnoturismo, y el turismo comunitario, promoviendo que las comunidades no solo participen, sino que lideren la oferta turística en sus territorios.
Se espera que con estas medidas, el turismo contribuya de manera más directa a la reducción de la pobreza y la desigualdad territorial.
3. Innovación y resiliencia en la gestión del turismo
Destino Verde 2035 plantea también un nuevo enfoque en la gestión de destinos, donde la planificación será participativa, integrada y adaptativa. Se impulsará la digitalización del sector, el uso de datos para la toma de decisiones y la creación de modelos de gobernanza que articulen a municipios, gremios, comunidades y organismos públicos.
Esto implica también formar capacidades en los territorios para gestionar crisis, adaptarse a nuevas condiciones climáticas o sociales, y mantener la calidad del servicio turístico sin comprometer los recursos naturales.
Un compromiso país con metas concretas
Algunos de los compromisos y metas de la estrategia son:
- Reducir en al menos un 30% las emisiones de carbono del sector turismo al 2035.
- Que el 100% de los destinos turísticos prioritarios cuente con planes de sostenibilidad activos.
- Que al menos el 50% de los servicios turísticos cuente con prácticas de gestión ambiental certificadas.
- Promover la participación activa de comunidades indígenas y rurales en el desarrollo turístico.
- Integrar la educación ambiental en todas las experiencias turísticas del país.
Estos objetivos están en línea con los compromisos internacionales asumidos por Chile en materia de cambio climático, biodiversidad y desarrollo sostenible.
Ejemplos concretos en marcha
Algunas iniciativas ya están en desarrollo y son parte del espíritu de Destino Verde 2035:
- Puerto Natales está avanzando en un plan piloto de destino carbono neutral, con apoyo de actores públicos y privados.
- Chiloé impulsa una estrategia de turismo regenerativo, que busca no solo reducir el impacto, sino restaurar ecosistemas dañados.
- En el norte, comunidades atacameñas han desarrollado rutas de turismo ancestral con fuerte arraigo cultural, bajo principios de respeto mutuo y conservación.
Estos proyectos sirven como laboratorio de lo que se quiere escalar a nivel nacional.
Desafíos pendientes y la necesidad de voluntad política
Si bien el diseño de la estrategia es ambicioso y participativo, su implementación enfrenta desafíos significativos. Entre ellos:
- La necesidad de financiamiento sostenido para proyectos locales.
- La articulación efectiva entre niveles de gobierno.
- La resistencia de algunos sectores tradicionales del turismo a cambiar sus modelos de negocio.
- La capacitación de los trabajadores y emprendedores del rubro.
Por eso, Destino Verde 2035 requiere más que un compromiso institucional. Requiere una visión país, en la que cada actor, desde el viajero hasta el empresario turístico, desde los municipios hasta el Gobierno central, adopte la sostenibilidad como principio rector.
¿Cómo puede aportar el turista?
El cambio no solo depende del Estado o de las empresas. Quienes viajan también tienen un rol. Un turista consciente puede:
- Preferir servicios con certificaciones ambientales.
- Respetar la cultura y costumbres locales.
- Minimizar su uso de plásticos y agua.
- Evitar actividades que afecten negativamente la fauna o el entorno natural.
En otras palabras, el turista debe dejar de ser un espectador y convertirse en un agente de transformación.
Mirando al 2035 con esperanza
Destino Verde 2035 representa una oportunidad histórica para redefinir el turismo chileno. Si se concreta, Chile no solo será un destino reconocido por su belleza natural, sino también por su compromiso con el bienestar de las personas, los ecosistemas y las generaciones futuras.
Convertirse en un referente mundial en turismo sostenible no es un eslogan, sino una meta estratégica y realista. Pero para alcanzarla, se requiere trabajo colaborativo, mirada a largo plazo y, sobre todo, una profunda convicción de que otro tipo de turismo —más justo, más humano, más verde— es posible.
También te puede interesar